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José Luis Serzo «Son pequeños relatos con una semilla esperanzadora»

José Luis Serzo (Albacete, 1977) es un artista multidisciplinar quien a través de sus pinturas, dibujos, fotografías, objetos, instalaciones y literatura unifica un discurso donde la realidad y lo imaginario se plasman de manera original en una puesta en escena. De esta manera, logra crear diversas exposiciones-relatos que le permiten explotar las distintas disciplinas.

Comenzó sus estudios de Humanidades en Albacete, para luego estudiar Arte en Toledo. Sin embargo, finaliza sus estudios en Madrid para pasar muy pronto a realizar varias exposiciones en museos, centros de arte, galerías y ferias alrededor del mundo, como en Münich, Madrid, París, Berlín, Praga, Buenos Aires, entre otros.

Así mismo, Serzo se ha aventurado al mundo del cine produciendo un cortometraje llamado ‘Archimétrica’, el cual ha ganado varios premios a nivel internacional entre el 2020 y el 2022. Además, cuenta con varios espacios dedicados a su trabajo, como el Espacio Serzo Morille o el Espacio Serzo en Santa Marta, «creándose así la Ruta Serciana en la provincia de Salamanca», en palabras de David Mingo, alcalde de Santa Marta.

Tu obra abarca la pintura, la escultura, el vídeo, las instalaciones… pero, ¿con qué medio te sientes más cómodo, por qué?

La verdad es que no tengo muchas preferencias, cierto es que cuando me embarco en alguna obra audiovisual he de delegar trabajo en colaboradores extra, lo que dificulta y complejiza más el proceso. Por lo que, he de confesar, suelo preferir trabajar en obras donde no dependa de nadie en absoluto, esto es: dibujo, pintura, escultura, etc. Me lo paso muy bien trabajando, es mi pasión, así que soy un total privilegiado. De igual modo no concibo otro modo de crear, el éxito de la obra está en esa pulsión entusiasta que te engancha en el proceso, persiguiendo ese misterio que subyace de cualquier obra auténtica. El concepto de comodidad como tal no lo barajo en mi vocabulario, los riesgos y la zona de confort se abandonan en la búsqueda del enigma constante, y eso se encuentra en todas las obras que hago. O a eso aspiro al menos.

¿Qué es lo que te mueve y te inspira?

La vida misma, como a cualquier ser humano, supongo. Pero el arte me sirve de estímulo constante cada día, pues es para mí, la mejor manera de entender la misma vida y destilarla en un lenguaje inabarcable. Soy un apasionado y un verdadero friki de la historia del arte. Pero también del cine, la música, y todo lo que lo nutren, la filosofía, la mitología, la sociología, la alquimia, la psicología, etc…

De todas las invenciones de tus personajes, como en el sueño del rey (de la República), en las tentaciones de Courbet, el ferretero y cuenta-cuentos Pietro Ferro, o incluso tu alter-ego Blinky Rotred, ¿cuál es tu favorito? ¿por qué?

Todos son parte de mí, como cualquier creación propia, y aunque Blinky Rotred sea el más parecido a mí funcionando como alter ego por antonomasia, los quiero a todos como hijos que son, todos son criaturas que tienen una pulsión catártica, una voluntad de cambio radical en sus vidas, una locura o valentía que los hace lanzarse a su abismo para encontrarse a sí mismos. Eso es lo que me emociona de la gente, y es lo que intento reflejar en mis personajes: la angustia existencial que intentan romper con valentía, su búsqueda de la autenticidad, sin deparar en lo que opinen los demás. Destrozar moldes, de cualquier tipo, ideológico, cultural, familiar, para construir su traje a medida.

¿Cómo surgen las invenciones de tus personajes? ¿Bajo qué intención?

Son arquetipos diversos, pero ciertamente universales. Donde es fácil sentirse de algún modo identificado como espectador, pues todos los roles que representan suelen estar en la mayor parte de nosotros. Poder, éxito material, privilegio heredado (un rey anónimo, un ejecutivo adinerado, un constructor), un acomodado miedoso, un entusiasta apasionado, etc. El rey de la república, por ejemplo, es un arquetipo universal de poder, de privilegio heredado, pero qué al mismo tiempo, y paradójicamente, sume al personaje en una angustia o anhelo profundo de verdadera libertad para decidir su destino, para liberarse de ese cargo impuesto y pesado que lo mantiene encerrado en una jaula dorada. Con esta serie quería contar una historia que se repite cada día en cualquier persona. Cada individuo, por muy privilegiado que parezca, puede tener su vía crucis interna, profunda, y creo que nadie puede ni debe juzgarla desde fuera. Debemos procurar un respeto al prójimo, incluso a nuestro propio enemigo, evitar que la envidia y nuestros conflictos internos se abalancen sobre otra persona, pues nunca sabremos en profundidad con qué demonios o infierno interior se bate cada día. Pienso que todo el mundo lidiamos con nuestros propios traumas, angustias, sueños frustrados. Mis personajes nacen para llegar a ser un posible reflejo de cualquier historia catártica, se muestran como acompañantes de ese camino hacia la liberación de cualquier dolor y por lo tanto hacia la “felicidad” (por llamarlo de algún modo) que todos anhelamos o deseamos en nuestras vidas.

¿Cuánto hay de real y de imaginado en tu obra? ¿Cómo es el proceso?

Cada historia o serie nace acorde a un momento vital personal, pero también con una resonancia social e histórica. Pretenden ser metáforas vitales de la naturaleza y condición humana. Supongo que eso no tiene nada de original. Pero sí es cierto que muchas series nacen gracias a la invitación de un comisario, director de museo o interlocutor, por lo que muchas series tienen su inicio con una suerte de encargo para la cual fueron concebidas. Luego todas con el tiempo fueron creciendo y tomando total autonomía.

¿Cuáles son las principales narrativas que podemos encontrar en tu obra?

Son casi todas historias de una catarsis, de una transformación. Los personajes principales se lanzan a su propio abismo, quizá para encontrarse a sí mismos, para liberarse de lo que les oprime, encontrar esa realización espiritual. Son pequeños relatos con una semilla esperanzadora.

¿En qué se basa tu arte? Dime, al menos, 3 palabras que lo definan.

Me resulta muy difícil sintetizar tanto todo mi trabajo, ya que al fin y al cabo es mi propia vida. Pero para entrar en el juego, y así a bote pronto, te diría estas tres palabras: Esperanza, misterio, juego.

Representado por: Galería Álvaro Alcázar; Galería Siboney; Galería Artizar; y HBTS Art Projects.

Web del artista: www.joseluisserzo.com

Instagram del artista: @joseluisserzo

(Imágenes cedidas por el artista)

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Fernando de Ana: «Busco el orden en mi propio caos»

El talaverano Fernando de Ana habla con nosotros sobre sus últimas creaciones y los próximos proyectos.

Fernando de Ana (Talavera de la Reina, 1979) es artista licenciado en Bellas Artes. Primero fue ilustrador y creador de dibujos animados, para después pasar a ser artista plástico y director de arte durante 10 años en Holanda, llevando a cabo una brillante carrera. Desde entonces ha expuesto en numerosas ciudades como Praga, Bolonia, Ámsterdam, Londres o Madrid, entre otras, y también ha participado en importantes proyectos para Stella McCarthey, Gucci o Disney. 

Y todo esto no es de extrañar, pues Fernando pertenece a la tercera generación de artistas de su familia. Su tío abuelo, José Pérez, fue pintor y el primer Director del Museo de Arte en Cádiz; y su padre, Juan Carlos Jiménez, también pintor y Doctor en Bellas Artes. En sus últimos trabajos artísticos el talaverano ha demostrado su maestría combinando la frialdad de la resina con la calidez del neón, lo que le permite jugar con los reflejos, las luces y las sombras. De esta manera, logra que el espectador se vea reflejado en sus obras, piezas en las que el artista aborda temas muy personales.

A través de tus obras logras que el espectador se vea reflejado en ellas, pero, ¿y tú, con cuál de tus obras o proyectos te sientes más identificado? ¿por qué? 

A día de hoy, la gente comienza a identificarme con las resinas y las geometrías, así como con los reflejos y los neones. Estas son piezas más estéticas, correctas y decorativas en las que pongo de manifiesto la idea de la contención, dominando la resina y la geometría bajo ideas muy cuadriculadas. Soy una persona muy nerviosa y esta técnica supone un ejercicio un tanto terapéutico en mí, lo que me ha permitido experimentar y expertizar en él mientras busco el orden en mi propio caos. 

Pero, a pesar de que éstas sean las obras que más me caracterizan, lo cierto es que con la que me siento muy reflejado es con la nueva serie que voy a hacer llamada “Cruising y coños”. Una serie que, tal y como indica su título, va a estar relacionada con el cruising, las relaciones homosexuales, el sexo, la libertad y lo escondido, lo que está ahí pero no se ve. Mientras que los coños se inspiran en las mujeres, me permiten hablar de cosas cotidianas y costumbristas, pero con un trasfondo un tanto reivindicativo. Mi intención aquí es poner en valor la figura de la mujer, con todo lo que tiene que acarrear a su paso, mostrando diversas situaciones cotidianas con las que deben lidiar, como, por ejemplo, algo tan habitual como ir al baño, una situación que para las mujeres supone una dificultad mayor que para los hombres. En esta serie intento que cada una de las obras que la conforman contengan mensajes implícitos que reten al espectador a generar un diálogo con la obra. Un ejemplo de esto es la obra “¿Qué miras?”, una pieza que habla del género y en la que no sabes si el personaje es un hombre, una mujer o un transexual. 

Para ti, ¿qué es lo más fundamental durante el proceso en el que creas la obra? 

El proceso fundamental es el boceto. Yo no parto de la espontaneidad, primero hago una investigación y hago la idea en mi cabeza, luego lo plasmo en un boceto a mano, después lo transfiero al ordenador y, cuando lo tengo claro, ya voy a por ello. Estas técnicas no permiten margen de error, y aunque de los errores he aprendido y me han permitido tener nuevas ideas, intento tenerlo todo muy controlado para evitar que esto pase. Pero el proceso más importante es tener la idea muy clara en mi mente y saber cómo voy a realizarla. 

Das mucha importancia a la comunicación entre la obra y el espectador, pero ¿cómo de importante crees que es la difusión y promoción de tu obra? ¿utilizas los medios para ello? 

Yo empecé con Instagram, pero a veces el crear nueva obra y mantener las redes sociales al día se hace tan pesado que decidí que mi promoción la hiciera la galería que me representa en España, GÄRNA Art Gallery. El poder de las redes sociales, en concreto Instagram, es increíble y me ha alucinado. Muchas personas me han contactado a través de esta red, desde importantes coleccionistas, hasta galerías y representantes. Hay que estar actualizando constantemente tu progreso, es muy importante que la gente vea que estás en constante movimiento, por eso la galería juega un papel fundamental ayudando al artista a través de la comunicación. 

¿Por qué decidiste estudiar Bellas Artes? 

Mi padre es artista y desde pequeño siempre he sido muy creativo, por eso se me daba muy bien. Con tan solo 13 años ya hacía dibujos animados. Pero, aunque siempre me gustó el arte, no me supuso una gran pasión, en ese momento estaba un poco despistado. Fue mi padre el que me fue guiando paulatinamente, por eso él ha sido una figura muy importante para mí. Fue catedrático de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid y quien me guio durante mis primeros pasos. Él era quien me informaba y quien me llevaba a las exposiciones, en aquel entonces yo no sabía si hacer Bellas Artes, Educación Física o Interiorismo. Finalmente, decidí presentarme al examen de Bellas Artes, que en aquellos momentos era un examen muy potente y difícil de superar, pero me presenté y lo logré. Cuando empecé los estudios me pareció muy entretenido, pero todavía no tenía del todo claro lo de ser artista profesional, e incluso pensaba en dedicarme a la danza.

Luego me fui a Holanda y después de Bellas Artes me dediqué al diseño gráfico, pero siempre me quedó la espinita de pintar, por eso siempre he hecho ilustración, lo que me permitió tener la oportunidad de trabajar para Disney y Marvel. Después decidí abandonar mi zona de confort, y estando trabajando como Director Artístico en una Agencia de Comunicación decidí vender el piso e iniciar una nueva vida en el sector artístico. Puse toda la carne en el asador porque vi que el arte cada vez me iba gustando más y era a eso a lo que me quería dedicar. 

¿Qué fue lo que impulsó que salieras de tu hogar natal, trasladándote a Holanda, para acabar radicando finalmente en Talavera? 

Me fui a Holanda por una relación personal, porque conocí a un chico que era arquitecto y estuve allí 11 años como diseñador gráfico. Fue por puro amor y también porque me apetecía estar en otro país y salir de mi zona de confort. Me gusta mucho viajar, cuando hice el Erasmus me di cuenta de que quería probar a vivir fuera de mi país y, bueno, fue una experiencia muy enriquecedora porque pude acceder a campañas muy importantes. Allí estuve trabajando para Nike, Gucci y una bolsa de clientes a la que es más fácil acceder desde allí que desde España. 

¿Ha influenciado en tu obra tus años en Holanda? ¿Cómo lo ha hecho? 

Si, totalmente. No sé si crearía otro tipo de obra, pero tengo claro que me vino muy bien. Tuve la oportunidad de viajar y ver mucho. Es un país genial en tema de diseño objetual e industrial. Además de las experiencias y vivencias, todo lo que ha pasado allí me ha servido, incluso a día de hoy, como inspiración. Cuando la gente me pregunta qué es lo que me inspira, yo les digo que me inspiro en todo, desde una circunstancia que he vivido o una acción que me ha marcado. Y lo cierto es que Holanda fue un país que me marcó mucho. 

¿En qué se basa tu arte? Dime tres palabras que lo definan. 

En la serie de resinas hablaría de técnica, reflejo y estética; en “Piel de aguja” de pulcritud, reflejo y composición; mientras que, de esta última serie que estoy creando, destacaría las relaciones personales, la cotidianeidad y la pillería. Se me hace muy difícil asignar unas palabras que engloben todo mi arte, porque cada serie que creo es muy diferente a la anterior, pero el nexo de unión de todas es, sin duda alguna, la comunicación.

Representado por: Gärna Art Gallery (España); Galerie Ground (Estados Unidos); TingTing Art Space (Taipei).

(Imágenes cedidas por el artista)

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Pablo Ochoa: «Pinto como si no hubiera nadie para verlo»

El artista navarro cuenta su trayectoria, estilo e integración en el sector del mercado artístico español

¿Qué fue lo que impulsó tu motivación por el arte?

La motivación desbordante de la lectura en la infancia. Durante las clases en el colegio no paraba de pintar. Con una madre historiadora del arte y con un padre poeta, escritor, con muchos premios de poesía ganados y libros publicados, siempre ha habido un ambiente muy culto en mi casa. Se podría decir que éramos más de humor inglés que de los morancos.

Un día en la adolescencia fui con unos amigos al cine a ver una película sobre breakdance donde el protagonista pintaba graffitis. Entonces al salir cogimos unos sprays y nos pusimos a pintar por la calle, esto era en el año 84 o 85, no estoy seguro, pero bueno, simultáneo a muchos de los primeros de Europa. Aquello era lamentable como graffiti y obra de arte, ponzoñosa, pero a partir de ahí comencé con los grafitis. En Pamplona no pinté tantos pero unos cuantos sí que cayeron. Incluso repintar después de que lo tapen la Asociación de Vecinos pertinente y tener que volver esa noche a repintarlo.

En el 90 gane el concurso de graffiti de los 40 Principales y después me fui a Nueva York a pintar, después volví a España a acabar la carrera en Barcelona y después me fui allí a vivir, pensando en emprender un camino en el arte, pero no tenía calidad según mi yo de entonces para emprender una carrera profesional en el arte, que a la vista de la gente que había entonces y lo que se ha hecho desde entonces y lo que he visto, aquello fue un error, pero fue mi error, está hecho y ya está. Desde entonces he querido formarme en todo lo que podía y que me permitiría a la vez vivir de otras cosas.

Me enamoré de una alemana y me fui a vivir a Alemania, allí me formé en restauración de arte antiguo. A la vuelta hice un curso de diseño gráfico por ordenador para acabar trabajando en una agencia de viajes. Es decir, siempre navegando entre dos mundos, entre la realidad más pura y dura de la vida cotidiana y el “quiero otra cosa”. Siempre pintando, siempre dibujando, no lo he dejado nunca. Y luego la vida me conduce por otros caminos programando robots de pintura, que no es artístico, pero tiene pintura.

Al final, hace 4 años cuando me tocó replantearme de nuevo mi vida, pensé “estás haciendo cosas que no quieres hacer y no haces lo que deseas hacer, así que hazlo”. Entonces decidí que tenía que tomar el camino de la profesionalidad en el arte y que tengo un tiempo para conseguir vivir de esto.

¿Existen similitudes entre tu trabajo profesional y tu arte?

Yo me dedico al arte por un lado y la robótica de pintura por otro. Actualmente estoy centrado en el proyecto de un robot que he programado para que reproduzca una imagen a través de una fotografía. Este robot tiene un ojo y ve, es capaz de reproducir lo que ve. Tengo este proyecto desde hace más de 1 año en donde se une la tecnología con el arte. Dirás “¿qué arte hay en la tecnología?”, a priori ninguno. Pero voy a intentar que haya arte en la ejecución de ese robot. Que el robot se comporte como un artista, que pueda seleccionar el material con el que reproducir, el trazo, el soporte… todo en función de un algoritmo. 

Un artista no pinta igual el día que hace sol o el día que hace lluvia. Al igual que el artista enamorado no pinta igual que el artista dolido. Hay una serie de parámetros que afectan en el artista y que yo puedo convertir en un algoritmo y cargarlo en mi robot, de manera que mi robot no pueda imaginar y crear de 0, pero sí que pueda reproducir lo que ve a su estilo y su manera, siempre de una manera diferente. 

Es bastante cercano a lo que sucedería con un artista que sea capaz de reproducir lo que ve, no un artista abstracto que se dedica a echar cubos en el lienzo del suelo, eso mi robot ya lo sabe hacer. Esto es uno de los nexos, pero es un nexo posterior. Hay un nexo anterior. Que es cuando entro a una empresa de robots de pintura en el año 2000, solo porque leí la palabra “pintura” y me gustó la idea. Por eso tuve mucho ahínco en conseguir ese puesto, quizás ahora solo por eso se programar robots de pintura, todo porque leí en el anuncio “maquinaria de pintura”.

Otro nexo es mis últimas creaciones “hardcore” creadas en acero. Es el peor material con el que puede trabajar un artista, un auténtico coñazo. Lo normal es hacerlo en materiales como la madera que después fundes en bronce, pero el acero como material para escultura es un demonio. Después de 21 años trabajando en robótico, el acero es un material que entiendo, que sé malear. Parto de las formas que yo conozco, en este caso, industriales.

Hay un último nexo, muchas veces tengo que encargar mis piezas a un taller de mecanizado de torno y fresa, a quienes hay que entregar un archivo 3D para crearlo, pero yo no dibujo en 3D entonces les hacía los dibujos a lápiz. El primer día que les dije que lo iba a dibujar pusieron cara de “ya está aquí el tonto del pueblo”, pero les hice un dibujo que ellos entendían, en 3 dimensiones. He llegado a dibujar cosas complejísimas, con muchos componentes, de grandes dimensiones, dibujadas a mano e incluso después coloreado y sombreado, las he convertido ahora en pequeños dibujos artísticos.

Y hablando de esta última serie de “hardcore”, ¿de donde viene? ¿por qué la forma del corazón?

Yo creo que es expresionismo. Yo tengo un cuadernillo con mis bocetos, estaba en una cafetería en Carlos III y me llamaron por teléfono. Mientras hablaba me fijé en que había dibujado piezas industriales que después he unido entre sí en tres dimensiones. Había creado tres piezas industriales en forma de corazón. Surgió en una llamada de teléfono el día 21 de julio. Fue absolutamente a mano suelta, yo ni me daba cuenta, estaba en modo avión y salió esto. Vi que era posible transformarlo en un corazón y probé. Así que compre las piezas para hacerlo y produje uno. Todavía lo tengo en casa, la Prueba de Artista Nº1. Todavía no tenía mucha forma de corazón.

Está hecho con piezas huecas, 3 piezas unidas ensambladas entre sí y cortadas con sierra industrial. Parto de un hexágono, cuyo interior está hueco y voy haciendo cortes, si corto demasiado la pieza no sirve, si no corto demasiado entonces no adquiere forma de corazón. La primera no salió perfecta ,pero si preciosa. Entonces decidí que iba a hacer 40, porque no podía ser un número muy alto ya que lleva mucho tiempo hacerlos, pero tampoco quería una cantidad muy baja. Supongamos que hago 7, uno con cada color del arcoíris, los 7 serían preciosos y encima acabo antes y no me produce tanto quebradero de cabeza. Ya solo el coste de producción, con tan solo el material, me ha supuesto 7.000€ además de muchos problemas técnicos y de todo tipo, pero al final ha quedado muy bien.

¿Tus imágenes son reales o imaginadas? ¿Cuánto porcentaje existe de cada una en tus obras?

Diría que es un 70% de imaginado y 30% de real. Primero me bajo una foto de Google para inspirarme y después hago el boceto. Me inspiro en algunos puntos, edificios, pero no la copio, no es una mímesis. Después, una vez finalizado el boceto, paso a hacer otro. Es decir, hago una derivación de una fotografía real.

Cuando pinto a una prostituta en una esquina no es real, no me he inspirado en nadie, no he sacado su cara de ningun sitio, solo sale de mi cabeza. A veces necesito un modelo sólo para partes concretas, como unas escaleras, barandillas, inclinaciones… Una escalera es muy fácil de dibujar hasta que te pones a ello y empiezas a plantearla, por eso busco la ayuda de una fotografía o de una persona real. Como decía Goethe, “yo puedo pintar mi perro exactamente como es y naturalmente tendré dos perros, pero no una obra de arte”.

Hay mucho de real, pero hay más de imaginado. De hecho, si yo te digo que esta imagen es la calle Houston dirás “¡ah pues sí!”, pero no sabrás ubicar a qué altura es, porque es un conglomerado de imágenes de la calle Houston unidas en una sola imagen.

En tus obras destacan diferentes temas como la desigualdad, la contaminación, la pobreza… ¿crees que si hubieras vivido en otras zonas, seguirías representando lo mismo?

No. Si eres católico es porque tus padres son católicos, si eres del Madrid es porque tus padres son del Madrid, y demás. Yo pinto porque lo he vivido, porque lo he visto y porque me han educado para verlo. Lo hago con libertad porque también me han educado para ser libre. A pesar de que nos gusta pensar que a todos nos han educado en libertad, pero es un enorme error pensar que es así para la mayoría. Pues la mayoría vamos como borregos en muchas ocasiones, somos manipulables, somos muy dúctiles. Yo pinto lo que veo, pinto influenciado por lo que veo. Si pinto desigualdad es porque la he visto muy de cerca, si viajas a Nepal y no vuelves pensando en la desigualdad algo falla. Si vas a Chiapas y no vuelves afectado por los niños que has visto en pobreza es porque no tienes alma. Si vas por Madrid sin ver a ninguno de los 40.000 homeless que hay en Madrid, pues algo falla.

Procuro, si pinto a estas personas, hacerlo con la delicadeza con la que Velázquez pintaba enanos, con tanta delicadeza y amor como él.

En otras publicaciones has comentado que tienes a Keith Haring como referente ¿por qué?

Cuando nadie sabía qué cojones eran los graffitis, salió una noticia en el periódico de “El mejor grafitero del mundo”. Pero él nunca fue un grafitero, pintaba paredes y hacía arte urbano, pero estaba terriblemente alejado de ser un grafitero. Por pintar en la calle no se es grafitero. Los grafiteros son quienes van poniendo frases por las paredes. Eso también es arte urbano, si, pero lo mismo que la pintura no es todo arte, no todo es grafiti. Si quieres puedes meter el graffiti dentro del arte urbano, pero Keith Haring en todo caso era un enorme artista. 

Es uno de esos tíos que influencian durante generaciones. A día de hoy por ejemplo sigue haciéndolo con sus doodle, como Mr. Doodle, que no me parece mal que haya gente que siga los pasos de Keith Haring, su estilo, pero bajo otro prisma. Aunque por mí mismo no lo haría, me sentiría mal haciendo cosas dentro del estilo de otro. Yo admito su influencia en mí, el uso del color tan atrevido, ya en el 84, y que encima sea estéticamente bonito. Prefiero parecerme a Haring en tener un estilo propio, que en repetir sus trazos.

Pero me influencia porque el tío aparece y desaparece en mi vida en 3 años, lo conocí en el 86 y murió en el 89, cuando me enteré, lloré. Me dio mucha pena, en aquellas todavía no había internet, me enteré por una pequeña reseña en una esquina del apartado de cultura del periódico con una foto del tamaño de DNI.

Otra influencia es Goya, pero Haring es una figura que me parece terriblemente importante.

Tienes un tono muy original y único, personal, ¿tienes ya imitadores? ¿te importaría tenerlos?

No los tengo, pero tampoco me importaría tenerlos. Es decir, no me afectaría como algo malo. Sería un problema para mi ego, como artista tengo que tenerlo todo bajo control total, pero no me molestaría. Sería un problema para no creérmelo demasiado.

Cuando la gente alaba mi obra, de alguna forma, no me lo acabo de creer. Llámalo síndrome del impostor o lo que quieras, pero, a veces, también me pasa al contrario. Algunas obras mías que considero que son geniales en Instagram no gustan, mientras que otras que no me gustan tanto si alcanzan más fama. Pero lo que haga el resto de la gente no debería importarme.

El otro día pensaba en cómo pintaría yo si fuera la única persona en el mundo, sabiendo que nadie más lo va a ver. ¿Pintaría lo mismo, cambiaría algo? Por eso pinto como si no hubiera nadie para verlo… Lo que pasa es que no es algo sencillo

En tu obra das mucha importancia a la comunicación entre la obra y el espectador pero, ¿cómo de importante crees que es la difusión y promoción de tu obra? ¿qué medios empleas para ello?

Instagram es un canal de difusión importante. De acuerdo, no debes fiarte mucho de eso. Pero debemos aceptar que a la hora de ser admitido en una galería eso es algo que se mira y que es importante. Creo que mi trabajo, como medio de difusión, debe hablar por mi y yo debo cuidar los flancos. Estos flancos son Instagram, mi pagina web, otras redes sociales… pero es mi trabajo el que debe hablar de mi o, dicho de otro modo, de sí mismo. El mercado puede ignorar mi trabajo durante un tiempo, pero si persisto, acabarán haciéndole caso, quizás cuando ya esté muerto, pero si es bueno, terminará siendo visto.

Mi estrategia, visitar muchas galerías y mover el dossier. Y otra estrategia, que empezaré a implementar en febrero, es el open estudio.

Dime, al menos, 3 palabras que definan tu obra

Diferente; profunda, porque tiene un sentido; y estética, ya que procuro que tenga equilibrio y composición.

Web del artista: www.pablowho.com

Instagram del artista: @pablo.ochoadeolza

(Imágenes cedidas por el artista)